Hemos ido este verano un par de veces porque nos encantó la primera. La atención personalizada y agradable y la cómoda italiana exquisita. Las pizzas romanas están espectaculares, tienen una masa más liviana ( soja, arroz y trigo) que las hace mas digeribles pero además los ingredientes y la forma de hacerlas las hacen ser sabrosas. La burra frita como entrante fue algo nuevo a descubrir por nosotros y una grata sorpresa porque la pedimos como entrante y nos encantó. A mi peque, le fascinan las albóndigas en salsa de tomate. Es un sitio recomendable tanto por su personal como por la exquisitez de su comida. Seguiremos yendo.

Muy recomendables sus pinsas, elaboradas con harina de trigo y arroz y de larga fermentación, lo que le da a la masa un gran sabor. Los arancinis también están deliciosos, sobre todo combinando la cebolla caramelizada con la mayonesa de pimienta.
Un punto que me agradó es que tengan una carta de vinos que incluye indicaciones geográficas protegidas Italianas (el chardonnay de Puglia me encantó).
Un restaurante ubicado en un lugar pintoresco y que respira Italia por los cuatro costados.

Fuimos muy bien atendidos junto a mi perra (son muy bienvenidos los perros).
Estábamos esperando para sentarnos (sábado por la noche, lógico que estuviese todo ocupado).
Nos dejaron entrar en la misma entrada con nuestra perra para tomar asiento mientras esperábamos y nos ofrecieron para tomar algo mientras esperábamos (agua y chuches para nuestra perra sin pedirlo!) y tuvieron un trato del 10.
La comida recién hecha y muy rica.
Solo dar la enhorabuena por ser tan atentos y con una carta exacta para pedir cualquier tipo de comida.
(Repito, la comida muy muy muy buena y todo casero hecho al instante)
Recomendable al 100%.
Volveremos a degustar otros platos